Un lugar que no se puede dejar de visitar en México, es el Museo Frida Kahlo, también conocido como “La Casa Azul” , ubicado en Coyoacán, Ciudad de México.
Quienes conocen y aprecian a esta gran artista Mexicana, podrán entender el privilegio que representa la oportunidad de visitar esta pequeña y pintoresca casa, donde compartió los mejores años de su vida con su esposo, el reconocido muralista Diego Rivera.
Quienes conocen y aprecian a esta gran artista Mexicana, podrán entender el privilegio que representa la oportunidad de visitar esta pequeña y pintoresca casa, donde compartió los mejores años de su vida con su esposo, el reconocido muralista Diego Rivera.
Nacida en pleno período de la Revolución mexicana, Frida fue una militante apasionada, que se involucró plenamente en la vida política de su país y que creyó en una identidad propia para su pueblo.
Sus autoretratos, únicos por su fuerza estética y expresiva, sus atuendos (típicos Mexicanos), su actitud de lucha permanente y su personalidad carismática le valieron el reconocimiento de los principales artistas de la época.
Sus autoretratos, únicos por su fuerza estética y expresiva, sus atuendos (típicos Mexicanos), su actitud de lucha permanente y su personalidad carismática le valieron el reconocimiento de los principales artistas de la época.
Amante de la naturaleza y de los animales, Frida fue una mujer alegre y sensible pero por sobre todas las cosas, talentosa.
Su vida estuvo marcada por el sufrimiento físico que le proporcionó un accidente cuando estaba en la universidad y desde ese momento luchó contra diversas enfermedades, sin jamás perder la esperanza y la dignidad.
Murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954 y fue velada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Sus cenizas descansan en La casa azul.
Las últimas palabras en su diario fueron: “Espero que la salida sea y espero no volver jamás.
Murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954 y fue velada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Sus cenizas descansan en La casa azul.
Las últimas palabras en su diario fueron: “Espero que la salida sea y espero no volver jamás.
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